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miércoles, 25 de abril de 2018

Fuego con dificultad




El mundo es una extensión del horizonte que termina en la carretera, en ese punto en el que la distancia se vuelve un lugar concreto.  El bus que no se llena, la gente ahí, como fichas silenciosas. Algunos días tienes dudas. Pero tomas la decisión. Te vas a la montaña con unos amigos, te alejas de todo y sientes el peso de una naturaleza que te reclama volver a ella. El barro, elverde inmenso, y ese aire distinto que logras respirar te hacen preguntas sobre tu lugar en el mundo.

Ocupar un lugar es, por momentos, ser una hoja que cae, distraída, sin sospechar el viaje. Ocupas ese lugar impreciso en el que vas y vienes, haces una curva, para terminar tocando tierra. Pero ese lugar, su posibilidad, se hace pequeña, cuando el ruido entra y lo invade todo.

Atravesar el camino en un Jeep, ir incómodo pero satisfecho. Cargar tus cosas en un bolso, justo lo necesario, llevar provisiones, ser otra cosa. Dejar atrás ese olor a oficina, a papeles viejos, el sonidito de las teclas. Ser un fuego pequeño que se aviva con dificultad, una llama, amarillo en medio de la oscuridad. (DAR CLICK EN SEGUIR LEYENDO)


La montaña es silencio. Una geografía que no alcanza ese otro ruido, molesto, estridente. En ella las formas son otras. Una línea de hormigas carga hojas verdes hacía su castillo secreto (como muchos tú que cargan su bolso Totto, lleno de maricadas), un nido colgante, una oscuridad bañada en luz. Hay ruido, pero es diferente. Es como si cada sonido guardara una historia de muchos años, como si ruido y ruido dialogaran.

Me pregunto qué podría ser en medio de todo eso. Podría ser una hormiga, una araña, la ardilla que se esconde en los árboles, la cigarra que canta. Pero más allá, cuando regrese a la ciudad, ¿qué podría ser? Podría ser el rayo de luz que entra por la ventana del baño mientras orino, cuando ahí, de pie, mirando la forma de baldosa me pierdo. Un rayo de luz cálido o el polvo que baila a su alrededor, como si de magia se tratara. Y así, escapar por esa ventana, colgarme de las hojas de los arboles hasta alcanzar algún nido, dejarme empollar por un ave y renacer hecho de plumas, extender las alas y volar. Ser un punto en el cielo, un destello, nada.

por: Márquez

2 comentarios:

Rauljpadron dijo...

Señor Creador.

La presente es para informarle que en la directiva nos ha gustado mucho su texto en general, que no tenemos muchos reparos más que el primer parrafo podría trabajarse. Sin embargo, no debe tomar muy en serio cualquier reserva que podríamos tener pues quien hizo peores comentarios fue la secretaria de gerencia creativa a quien usted describió, en alguna ocasión, como alguien con cara de tiranosaurio.

Muchas gracias.

Junta Directiva

Juan Pajaro dijo...

Lo que más me gusta es la manera en que inicias, quizás el resto de frases de ese párrafo no la acompañen como debe ser, mas por fortuna tenemos el resto del texto en que dejas ver el deseo de escapar, desconectar y fusionarte idea que es terminada con esa metáfora polisémica del nido y el ave. Señor Creador me gusta como cada vez más oigo su voz cuando lo leo.