Un amigo publicó, en su columna
semanal en el Blog que tiene en El Universal de Cartagena, un texto que denuncia
cierta incomodidad con el revuelo causado por Maria Niño o el tormento tuyo soy
yo. A propósito de su texto, pensé en darle una suerte de respuesta. Empezando de esta manera.
No me sorprende que el vídeo de
María Niño se haya vuelto viral. No me sorprende que la Doble W la haya
entrevistado. No me sorprende que la gente intente reflexionar al respecto. Recuerdo
que Alberto Salcedo Ramos publicó en Facebook un estado en el que habla del
vídeo en cuestión, y recibió muchos likes y fue compartido por otros
tantos. Ahora muchos hacen algo parecido, escriben estados,
comentarios, argumentando que en esa situación está “lo caribe”, que en parte
somos eso: un espectáculo sobre una lancha.
Lo caribe se nos ha vuelto una
cosa amorfa que no logramos descifrar. Encontramos en lo caribe una especie de
causi-argumento que se cae al primer intento de defensa. No nos damos cuenta
que cuando levantamos la bandera caribe, en ocasiones, lo que terminamos
logrando es reforzar ese estereotipo de que somos “exóticos”. Sí, exóticos. Y ser eso es no ser muchas
otras cosas. Cuando nos nombran exóticos
nos restan seriedad, profundidad, talento,
esfuerzo. Lo caribe, por momentos,
es nuestro peor lastre. Sobre todo, cuando para reforzar nuestra defensa nos
vamos a Macondo y asumimos que allá todo es posible y todo es realismo mágico.
Con María Niño pasa algo curioso.
María Niño puede ser cualquiera. Puede ser mi mamá, un domingo, discutiendo con
la vecina. O puede ser la señora de la esquina peleando con quien fuese su
mejor amiga. Y esa parte de nosotros que se acostumbró a hablar en tono alto,
fuerte y claro para que nos entiendan, no debe avergonzarnos. Mi preocupación
surge cuando veo que alguien graba a esta mujer. No puedo evitar pensar en lo que eso
significa para nuestra vida y nuestra privacidad. Así, algo que ocurre en la cotidianidad, de
un momento a otro, adquiere relevancia cuando es sacado de su contexto
para llevarlo a Internet.
Parece que la moda ahora es
grabarlo todo. Lipovetsky decía que en esta nueva era todos queríamos
hacer cine. Que grabábamos para alcanzar nuestro minuto de fama. Para
registrarlo todo. Amamos la pantalla. Y eso cobra mucho sentido. Con el celular
inteligente no perdemos tiempo. Viendo las noticias sobre Transmilenio en
Bogotá, lo que nunca falta es la persona que con el celular esté registrando el
suceso. Y si vas al Karaoke y alguien
está haciendo un show, te sientes en libertad de grabarlo y luego mostrar tu
vídeo a tus conocidos. La imagen del
otro nos pertenece.
Por eso María Niño llega a los
medios. Porque cuando la gente del común decide ser constructora de noticias,
surge una competencia que antes no era sospechada. El receptor pasivo, luego
receptor activo, se ha vuelto un receptor-emisor. Y los llamados Medios Digitales son
cuna de toda esta información que la gente pone a circular por fuera de la
agenda mediática. Entonces, Caracol y RCN empiezan a decir que son el primer
canal en Colombia con 30 000 seguidores en Twitter. Y entonces los trinos y las
fotos en Instagram se vuelven noticia. Todo con el fin de ganarle la carrera a
este nuevo personaje que anda por la calle con su celular dispuesto a dejar
evidencia de todo y subirlo luego a la red.
Las redes sociales son ahora insumo para las noticias. Nuestros noticieros siempre parcializados, con
presentadoras y presentadores que hacen comentarios a las noticias o asiente y
niegan cuando les apetece, con reportajes poco profundos, ahora se han vuelto
una vitrina de datos curiosos que nos llenan de una información light (incluso,
información basura) que genera tendencia, transito en la red, likes,
clicks. Y sin el menor análisis o asomo
de culpa, la lanzan en medio de su oferta informativa como una estrategia para
alcanzar un punto más de rating. O un poco más de tráfico en sus páginas,
perfiles de Twitter o Facebook. Ya lo había mencionado otro amigo, cuando
escribió sobre el periodismo de click y su penosa labor. Medios digitales que no buscan informar. Algo
así como unos medios al servicio de la economía. Al servicio de la pauta.
Toda esta ola de reporteros
wannabe que no editan ni piensan en lo
políticamente correcto, simplemente graban y publican indiscriminadamente,
toman la imagen del otro y la hacen
suya. Luego, esa información termina haciendo eco en los medios, llenando parte
de su programación. La tendencia, los vídeos virales, las fotos de Instagram,
los perfiles de Facebook, todo se vuelve noticia… una noticia condenada a morir
al instante para dar paso a lo nuevo, a lo que está ocurriendo y alguien está grabando, fotografiando o hackeando.
María Niño fue entrevistada en la
Doble W para confirmar todo esto. Para volverlos tendencia por un instante. Lo
más irónico es que la entrevista los puso evidencia como los moralistas que
son. Dejó ver claramente que detrás de sus pretensiones de objetividad, cuando
se enfrentan a un caso del común, cuando lo cotidiano llega y los confronta,
solo tienen a la mano, como insumo para sus preguntas o sus reacciones, el
manual de buenas costumbres que les enseñaron mientras se aprendían el “yo pecador”. Los medios de hoy,carentes de toda narración, se pierden cuando intentan dar sentido a la oralidad, a lo cotidiano. ¿Este es el periodismo que
merecemos? ¿Esta es la vida que nos espera? ¿Existirá la intimidad en este tiempo
de cámaras en cada rincón?
Además, los que se sintieron
distanciados con el video de María Niño, quizás han construido su ser caribe
desde una postura distinta, alejados del convencionalismo ese de mariposas
amarillas que pretende que todos los absurdos que nos ocurren son producto de
nuestro destino macondiano. Y los que se identifican, son los que reconocen en
ella a esos otros personajes del común que dinamizan nuestro día a día, pero
que no cuestionan lo que puede existir en el fondo. María Niño y su contra parte parecen ser dos mujeres con un nivel educativo bajo, que seguramente no se han
preguntado por las teorías feministas, que no tienen las herramientas para dar
ese tipo de discusiones acerca de la igualdad de género y la posibilidad de
existir más allá del hombre, porque su día a día les exigirá otro tipo de
temas, de herramientas, de reflexiones. Pero a nosotros si nos corresponde
empezar a tejer reflexiones en torno a este tipo de productos que ponen en
circulación y que empiezan a definir quiénes somos como región. Y sobre todo, nos corresponde cuestionarnos el papel de los Medios y del periodismo hoy en día.
*Tomado de la columna ¿Qué hace María Niño en las noticias?
Por: Márquez
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