¿Cómo abrazarla y sanar ese
dolor? Hay algo que se escapa de nuestras manos y es eso. El dolor ajeno. Por
más que quería, solo me era posible estar a su lado, esperando que mi compañía
le regalara algo de calma. Pero ni de eso estoy seguro. La ausencia de un hijo la acompaña ahora. Una ausencia que se manifiesta de infinitas formas: cando el
teléfono suena y no es él, cuando mira los caballos en la televisión, cuando
alguien la llama a decirle —después de estas semanas—, que se acaba de enterar y lo
siente mucho. De infinitas formas. (CLICK EN SEGUIR LEYENDO).
martes, 30 de enero de 2018
Las grietas
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