Como esto se trata de retazos, he aquí una idea que llega a este blog.
Para las personas desempleadas, he aquí decálogo sobre cómo buscar trabajo y no morir en el intento.
Quienes piensan que buscar empleo es sencillo, les cuento que su juicio no puede estar más alejado de la realidad. Muchas veces digo que mi trabajo es buscar trabajo. Lo digo porque los periodos en los que uno está desempleado, pasa por la delgada línea entre el ocio y aprovechar el tiempo al máximo en otras actividades.
Si ya tienes experiencia laboral o eres recién egresado, da igual. Hagamos el ejercicio.
Necesitas en primer lugar, disciplina. Levantarte temprano como si fueras a trabajar. Luego hacer una base de datos de empresas de interés, preferiblemente relacionadas con los gustos personales o de experiencias de trabajo anteriores. Así, dicen los entendidos, tendrás mayores probabilidades de ser contratado.
Es necesario también agotar el recurso de amigos y conocidos, por aquello de la palanca. Luego viene una titánica y a veces carrera de resistencia haciendo llamadas y mandando mails. No podría explicar lo que se siente al levantar el teléfono, llamar una empresa y que conteste la recepcionista. Acto seguido dices, “me comunica por favor con Recursos Humanos”.
A continuación existe una alta probabilidad de que en la extensión no contesten. Luego llamar de nuevo, un buen recurso es preguntarle a la recepcionista el número de la extensión, ya con él, marcas directo. Al segundo o tercer intento, contesta alguien, aconsejo no preguntarle a esa persona, pues es muy probable que sea la típica secretaria malgeniada que no sabe nada.
Por experiencia propia, puedo decir que es mejor pedir comunicación con el gerente de recursos humanos o la persona encargada de procesos de selección. Al gerente de recursos humanos también es muy probable que se lo nieguen, pero por lo menos la persona encargada de procesos de selección puede que sí le pase.
Si le pasa, es mejor ser breve, pues cuando las personas tienen trabajo te miran con cierto desdén, como diciendo “este desocupado”, como el nuevo rico que a menudo no recuerda cuando era pobre. Mejor un corto saludo y directo al grano. Lastimosamente le van a decir que no. Pero entre todas las que haga, es posible que alguna le diga el tan anhelado: “bueno mándeme la hoja de vida”. Cuidado se te olvida el mail o no apuntas porque ni se te ocurra volver a llamar.
Las agencias de empleo o empresas especializadas en selección de personal, y ponerse una meta diaria de hojas de vida como salida al ocio, son una buena alternativa, así uno desde el fondo del alma, y con razón, sienta que no lo van a llamar nunca.
Pero pensándolo bien, cuando eres recién egresado es peor. No tienes absolutamente nada en tu hoja de vida que te de “moral” al menos en tu persona, porque es evidente que no eres valorado por el mercado. En este punto se me viene a la mente que por algo muchos terminan de guerrilleros, de qué sirve pagar una universidad costosa, si da lo mismo tener un título que no tenerlo cuando no tienes experiencia. ¿Será que sí se valora tanto a la experiencia? Mentiras, creo que estoy exagerando demasiado, pero ser recién egresado sin experiencia es casi como sentirse ignorante o analfabeto.
Creo que cuando uno vive eso, llega al menos, a una escala mínima de madurez. Pues cuando de una vez por todas, logras conseguir un empleo donde te paguen 700 u 800 mil pesos, para que en tu casa dejen de mirarte mal porque no sales en todo el día y te toca pedir hasta los mil pesos para el bus o para ir a una entrevista de trabajo, te das cuenta de todo lo que cuesta escalar, que la vida no es color de rosa, que con suerte, al cabo de un año, llegues al millón y a los dos, millón y medio, si es que no te quedas sin trabajo y se repite de nuevo el ciclo.
Te vuelves esclavo del crédito de Jamar o del pagadiario para pagar las crecientes necesidades, porque, ¿quién vive con eso? Muchas veces he pensado que el salario mínimo es un descaro, un eufemismo, un pajazo mental. Aún así, el gobierno dice que en último año se han creado 1 millón 536 mil nuevos puestos de trabajo, ¿pero dónde?
Dicen que se necesitan obreros para construcción y empleos técnicos para la ampliación de industrias. ¿Entonces qué nos queda? ¿Para qué le pagan a uno colegio y universidad cara, si el mercado dice otra cosa? ¡Desarrollo a la inversa! También dicen que los institutos técnicos crecen sin control por todo el país, ¿estamos rompiendo paradigmas? ¿Adiós a las grandes universidades y centros de pensamiento? El mundo necesita es conocimiento técnico y por supuesto, experiencia. ¿El sentido crítico y analítico se está acabando?
¿Será que como cuando uno está soltero y se le nota el hambre, también la actitud de desempleado es contagiosa? ¿Vale la pena ser “humillado” todos los días por el teléfono y los correos que nadie nunca te responde? ¿O qué mejor estrategia existe para no sentirse morir en el intento?
Por: Rafael Pereira.